Te recomiendo realizar estos sencillos ejercicios antes de comenzar a estudiar, para que tu aprendizaje sea sencillo, logres mantener tu concentración e internalizar aquello que estás estudiando.

¿Listo para empezar?

 

1. Tomá un vaso de agua.
(¡Agua! Con todas sus propiedades: límpida, incolora e inodora. No jugo, ni gaseosa, ni mate, ni te ni café. Agua pura y transparente).
El agua ayuda a conectar mejor las neuronas. Se sabe que bajo estrés la deshidratación se produce más rápidamente que en situaciones cotidianas que no requieren esfuerzo, y estudiar… ¡es una causa de estrés! Por eso el agua es tan importante antes y durante el aprendizaje.

2. Ponete ropa cómoda.
No sólo se aprende con el cerebro, tu cuerpo es el instrumento para aprender. Si tenés ropa incómoda, te va a generar distracciones innecesarias.

3. Regulá la temperatura del ambiente.
Al igual que con la ropa, si no estás cómodo porque sentís demasiado frío o calor, tu mente va a atender esa necesidad básica y se va a distraer de tu propósito, que es estudiar.

4. Verificá que la iluminación sea suficiente.
Si el ambiente está demasiado oscuro, estarás forzando tu vista innecesariamente; y una vez más tu cerebro le prestará más atención al esfuerzo por ver, que a estudiar.

5. Hacé una lista de tus preocupaciones.
Para que puedas focalizarte en el estudio anotá los pensamientos que vengan a tu mente, para atenderlos más tarde. Esta es una excelente forma de liberar tu mente de preocupaciones para poder centrar tu atención en el aprendizaje.

6. Organizá todos los materiales.
Repasá qué elementos necesitarás para estudiar y tenelos listos. Entre otros: cuadernos, fotocopias, libros, lápices, regla y otros.

7. Oxigená tu cerebro.
Tapá tu narina izquierda con un dedo y concentrate sólo en la respiración. Inhalá y exhalá por la narina descubierta 20 veces. Luego cambiá y tapá la narina derecha y respirá nuevamente 20 veces. Este ejercicio ayudará a tu cerebro a estar oxigenado y optimizar su capacidad.

8. Equilibrá tus hemisferios cerebrales.
Tocá la punta de la nariz con tu mano izquierda, mantené esta posición. En simultáneo con tu mano derecha tocá tu oído izquierdo, mantené esta posición sólo un momento.
Intercalá tus manos tocando alternativamente tu nariz y tu oído. Repetí este ejercicio 20 veces.

9. Mové tus ojos.
A veces sin darnos cuenta hacemos más esfuerzo con un ojo que con el otro y es necesario que trabajen armoniosamente. Extendé uno de tus brazos con la palma hacia adelante y a la altura de tus ojos. Mirá detenidamente tus dedos y comenzá a mover tu brazo lentamente de izquierda a derecha, siempre a la misma altura. Ahora deberás sólo mover tus ojos para seguir tus dedos manteniendo la cabeza fija. Mové tu brazo lentamente 20 veces y seguí el movimiento con tus ojos pestaneando las veces que necesites. ¡Ahora tus ojos sí forman un equipo!

10. Balanceá tu cuerpo.
¡Es el momento de ponerte de pie! El cuerpo es la estructura para aprender, así que si querés IN-CORPOrar nuevos conocimientos, ¡hacelo! Una vez que estás parado, separá tus pies al ancho de hombros y mantené una postura erguida. Incliná tu cuerpo hacia la izquierda y llevá todo el peso de tu cuerpo a un pie, levantá levemente el otro. Luego balanceate hacia el lado derecho. Repetí este balanceo 6 veces. Detenete en el centro. Ahora fijá tu atención en la respiración. Inhalá y exhalá profundamente. Trazá una línea imaginaria desde la punta de tu nariz al piso. Mirá ese punto permanentemente. Elevá tu rodilla hasta la altura de la cadera y tomala con el brazo opuesto. Respirá en esa postura al menos 3 veces. Volvé al centro, balanceate nuevamente 3 veces y cambiá la rodilla y mano. Concentrate en la respiración y el punto fijo que estás viendo en el piso. Este ejercicio te ayudará a mantener el equilibrio interior y físico.

¡Listo! Tu cuerpo está ahora integrado a tu cerebro y estás en condiciones óptimas para aprender.