Hoy quiero contarte una historia real, que es la mía, de cuando yo era pequeña. Recuerdo que era muy tímida y sufría mucho en el colegio, particularmente en la escuela primaria… si bien me iba bastante bien y era muy buena alumna, le dedicaba tiempo al estudio, no la pasaba superfeliz.

Me esforzaba muchísimo, todo era con mucho esfuerzo y con mucha autoexigencia y disciplina. Recuerdo que en primer grado llegué a traer la ¨medalla al mérito¨. Me hubiera gustado que en ese momento alguien me enseñara a estudiar disfrutando e incorporando el movimiento. Ojalá hubiera tenido las herramientas que hoy en día tengo.

Sin embargo, como sé que siempre hay una razón de ser más allá de la razón, hoy en día he superado esa situación y comprendo el por qué de haberla vivido. Todo tiene un sentido, un para qué , aunque en el momento de la situación no lo comprendas. Gracias a que eso me sucedió, con el tiempo decidí emprender un camino de búsqueda incansable para facilitarle la tarea a mis propios alumnos.

Al identificar mi perfil, después de haber hecho el curso Organización Cerebral Óptima (OCO®) comprendí aún más mi forma de aprender, la importancia que tiene para mí el movimiento según mi perfil de aprendizaje. Nunca antes nadie me había hablado de este tema, que se puede aprender moviéndose, que es saludable que los patrones de movimiento acompañen a mi cerebro en la vida diaria.

De hecho, yo no paraba de moverme. Siempre estaba haciendo ejercicios físicos: vertical, vertical puente, medialuna, rondeau y hasta baile, era lo que más me gustaba hacer. Disfrutaba mucho y sentía que estaba en el mejor lugar cada vez que me movía, sentía que esa era mi verdadera casa (mi cuerpo).

El tema del movimiento como una necesidad real resulta muy difícil de comprender para los que no tienen esa necesidad imperiosa de moverse. El hecho de conocer los perfiles te da la posibilidad de honrar a cada persona en su forma de proceder. ¡¡Qué difícil tarea la de mis padres, cuando yo en el almuerzo quería moverme y hacer los ejercicios!!

Luego de tomar el curso comprendí muchas de las situaciones en mi vida, como por ejemplo: si tenía tan buena visión de lejos, por qué cuando jugaba al paddle y la pelota se acercaba … justo cuando estaba delante de mis ojos, yo casi nunca la acertaba, siempre le erraba!! Era una situación que realmente me ¨sacaba¨…Me lo preguntaba una y mil veces… sin tener respuesta. Ahora comprendo lo que me sucedía y, lo más importante, tengo herramientas para que mis ojos funcionen en armonía y hagan un excelente trabajo en equipo.

Otra pregunta que me hacía en la clase de educación física era la siguiente: ¿Por qué si soy diestra para hacer la medialuna debo inclinar mi cuerpo hacia el lado izquierdo y empezar el ejercicio con mi mano izquierda?… Me era y aún me es imposible hacerlo hacia la derecha, me produce vértigo. Mirando mi perfil, ahora comprendo el por qué.

Las respuestas a estas y a otras situaciones las encontré después de cursar y enseñar OCO® varios años. Me alegro cada día de mi vida de tener estos conocimientos que no hacen más que aportar para una vida mejor, y un aprendizaje más efectivo y placentero. Más me llena de alegría cuando otros tienen estas herramientas y pueden comprender las razones ocultas detrás de determinados comportamientos o actitudes.

Me ha pasado varias veces que, después de un curso, o de una consulta (un protocolo en sesión individual) de repente tengo respuestas a preguntas y se me aclaran situaciones. Es como si, de repente, se devela un misterio y tenés insights increíbles. Esos clicks internos, los famosos¨aha¨, que te dan una tranquilidad al alma.

Qué alegría saber que cada persona aprende de una manera diferente. O sea, no todos aprendemos de la misma manera y es tan importante respetar el estilo de cada persona y ayudarla a optimizarlo. Yo no puedo obligar a nadie a que aprenda como yo enseño. En realidad, como docente debo ocuparme y descubrir la manera en que el otro aprende y acercarle otras herramientas que también le sean útiles.

Otra de las preguntas que me contesté de adulta era la siguiente: Por qué estando sentada en el colegio muchas veces enrollaba mis piernas alrededor de las patas de las sillas. A través de mi formación en distintas áreas y gracias a los distintos cursos de formación en Brain Gym y la Kinesiología Educativa, pude ir encontrando las respuestas y también descubrir que muchas otras personas pasan por lo mismo y cómo poder ayudarlas.

Gracias a mi formación en la integración de reflejos primitivos y posturales es que ahora sé qué me sucedía cuando enrollaba las piernas alrededor de las patas de la silla. El reflejo que estaba activo lo pude integrar recién de adulta. Cuando pasas determinadas situaciones, podés comprender al otro que atraviesa algo similar de una manera mucho más real y empatizas porque, de verdad, sabes de qué se trata.

Realmente me considero una persona afortunada, no porque tenga todo lo que quiero sino porque siempre en mi camino aparecen las situaciones y personas que necesito para experimentar y crecer y me permito aprender. En vez de enojarme con lo que aparece, intento observarlo y preguntarme: ¿qué necesito aprender? A veces la respuesta no es inmediata, pero el practicar la autoobservación, me ayuda a conservar mi centro y a estar más atenta y consciente.

Lo que te quiero decir con todo esto es que todo tiene un hilo conector y conductor aunque no lo podamos ver. Te invito a reflexionar, a que puedas verte y si tenés preguntas en el tintero, quién sabe… quizás estos cursos te ayuden a explorarlas y a que descubras respuestas. No estoy diciendo que el curso resolverá tus preguntas, tampoco yo me imaginé que a mí me iba a suceder esto, que encontraría tantas respuestas. :D.

Todo puede suceder, si estás abierto y con predisposición. Y vos: ¿cuáles son esas preguntas que aún no podés contestarte acerca de vos mismo?