Todos sabemos que existen los cinco sentidos tradicionales (que nos enseñan y aprendemos en el colegio):

La vida es movimiento

la vista
los oídos
el tacto
el olfato
el gusto

 

Estos sentidos son muy valiosos y necesarios al momento de aprender. Pero… no son los únicos. ¿Escuchaste hablar del sistema vestibular y el propioceptivo? Éstos también, además de muchos otros, son sentidos. Más adelante te daré una breve intro a los mismos para conocerlos en detalle.

Habitualmente escucho a los niños quejarse, decir que la escuela es aburrida, que tienen que estar sentados y en silencio. ¿Y esto de dónde surge? ¿Por qué es así? ¿Deben los niños estar quietos y en silencio en el aula? ¿Qué efecto les produce cuando pretenden aprender?

Para estar frente a un grado o aula, no sólo es necesario conocer de la materia que se está dictando; sino también tener un amplio conocimiento del cuerpo; y el funcionamiento del cerebro junto con el cuerpo.

El cerebro más importante que el cuerpo

¿Es el cerebro más importante que el cuerpo?

Como comento hace muchos años y es algo que realmente me preocupa, en la educación tradicional que aún (lamentablemente) es la predominante, se sobreentiende que se aprende sólo con los 5 sentidos y el cerebro… y es por ello que cabeza y cuerpo quedan desintegrados. Sin embargo, es necesario que tanto los docentes como padres y todas las personas que forman parte del sistema educativo comprendan que somos seres integrales, que es necesario dejar de luchar con el cuerpo (al pedir a los niños y adolescentes que se queden quietos) e intentar buscar la armonía entre cuerpo y mente. Se necesita fundamentalmente del ejercicio físico y el movimiento para activar distintas áreas cerebrales, y del descanso mental para relajar el cuerpo y propiciar un buen aprendizaje.

El movimiento, la quietud y el equilibrio son una constante en la vida cotidiana. Todos estos aspectos son importantes y deben estar en armonía para que la vida fluya con calma. Y esto exactamente, debería suceder en las aulas.

Sistema propioceptivo importancia

Hay momentos donde la quietud y reflexión debería primar, otros el movimiento, que a modo de ejemplo: podría darse por medio de una danza y canción para recordar o anclar nueva información. Luego momentos de equilibrio y calma para procesar y descansar. Si esto todavía no ocurre en tu aula, podrías pensar en implementarlo, ¡todo se puede aprender!

El movimiento tiene muchos beneficios en el aprendizaje así como también el uso adecuado de diferentes tipos de respiración y la visualización para lograr diferentes estados y aprendizajes duraderos. El movimiento permite liberar un neurotransmisor llamado dopamina que, entre otras cosas, nos permite sentir placer y estar motivados. No es casual que al pedir a los niños que estén reprimiendo sus movimientos, se sientan desmotivados para ir a la escuela y aprender.

¿Qué sistemas colaboran en el mantenimiento del equilibrio? El sistema visual, el vestibular y el propioceptivo. Todos estos sistemas colaboran en nuestra conciencia del mundo, en nuestra comprensión y el aprendizaje.

Los ojos son la parte visible del cerebro y el lóbulo occipital es el área interna encargada de la visión. La forma en que los ojos cumplen su función tiene influencia directa en el aprendizaje. Y aunque suene increíble, los ojos pueden ver en armonía o descoordinados. ¿Lo sabías?

Taparse un ojo para leer

A veces, es un sólo ojo el que hace el esfuerzo y el otro sólo acompaña. Para clarificar, un ejemplo: al leer uno de los ojos pareciera inexistente, podés probarlo leyendo con un ojo tapado y luego con el siguiente. El forzar tanto uno de los ojos hace que la postura corporal cambie y se tense… y al tensarse, aprender es más difícil, todo el sistema corporal está menos disponible y receptivo.

Sistema vestibularComo mencioné antes, el sistema vestibular también es importante al momento de aprender, ya que “el laberinto posterior del oído interno contiene los órganos receptores del sistema vestibular encargados de recoger información sobre la posición y movimientos de la cabeza en el espacio y de transmitirla a través del nervio vestibular a centros cerebrales vestibulares especializados en mantener nuestra orientación espacial y nuestro equilibrio corporal, tanto en reposo como en movimiento.” (Fuente)

 

Sistema propioceptivo

El sistema propioceptivo es un sentido de interocepción, es el que regula la conciencia de uno mismo. Gracias a este sentido el cerebro tiene conciencia del estado interno del cuerpo. El cerebro recibe la información a través de distintos receptores.

El equilibrio es el estado por el cual el cuerpo conserva una postura estable y contrarresta la acción de la gravedad. Aunque muchos aún no lo sepan o comprendan: el movimiento, las posturas y las áreas cerebrales están relacionadas.

El cerebro, ese órgano físico del que tanto se habla hoy en día, también está unido al cuerpo… no se aprende sólo con el cerebro. Y en este punto quiero detenerme para contarte algo más.

El Dr. Paul Dennison, creador de Gimnasia cerebral®, descubrió la relación entre el cuello y los desafíos de la lectura cuando trabajaba con niños con dificultades en el aprendizaje en su centro en California. Desde entonces realizó innumerables estudios de casos y sus aportes son invaluables. Los resultados que consigue al “integrar” cuerpo y mente son maravillosos.

Aún en nuestros días y con todo este conocimiento no se tiene en cuenta al niño como ser integral. Cuando me pregunto por qué… creo que se debe a que muy probablemente tampoco la mayoría de nosotros tenemos una integración armónica de cuerpo, mente y espíritu. Cuando aprendimos de pequeños también la enseñanza estaba focalizada en nuestra mente. Y me pregunto… ¿qué sucedería si empezáramos a interrelacionar mente y cuerpo? Ya se conocen los beneficios positivos que traen algunas prácticas durante el período de aprendizaje y en nuestras vidas en general. Sólo por mencionar algunas: yoga, meditación, ejercicio físico, danzas.

Volviendo al ambiente del aula, el niño sufre en demasía cuando hace todo el esfuerzo que se le pide por quedarse quieto, en silencio y estudiar, pero el resultado no está a la altura de lo que esperan los docentes/directivos. Esto lo veo a diario en las consultas individuales con niños y en los docentes que me consultan, porque se sienten desesperados cuando los alumnos no aprenden y sienten que se quedan sin recursos.

Existen en el aprendizaje diferentes bloqueos, y estos pueden ser: físicos, mentales, emocionales, relacionales, entre otros. Si queremos realmente ayudar, debemos observar en qué estado se encuentra el niño en este momento sin juzgarlo. Debemos observar qué está pudiendo hacer el niño por su cuenta y qué no todavía, cuáles son sus dificultades. ¿Qué postura corporal está teniendo cuando lee, escribe y está sentado? ¿Está haciendo compensaciones fisiológicas?

En general, cuando el niño recibe el feedback de que no está llegando a los objetivos, es cuando se empiezan a acentuar los bloqueos, el niño comienza a sentirse emocionalmente inestable, triste y eso le genera aún más bloqueos. Es un círculo vicioso que debemos romper.

Movimiento en el aulaUna pregunta que me hacen con frecuencia es: ¿es posible que desde la implementación del movimiento el niño aprenda mejor, tenga menos bloqueos y hasta se modifiquen aspectos emocionales? La respuesta por supuesto es un enorme ¡Si! Esto está ampliamente comprobado y te invito a incorporar el movimiento en tu aula o espacio de aprendizaje.

A medida que los patrones de movimiento empiezan a sostener la meta o la intención de trabajo, todo empieza a acomodarse de una manera más armónica. Y el niño, como consecuencia directa, empieza a sentirse mejor consigo mismo.

Demás está decir que cuanto más apoyo tenga el niño o adolescente de los padres, del sistema escolar y de la sociedad, más sencillo le resultará encontrar y sostener la armonía a lo largo del tiempo.

El movimiento es absolutamente necesario para la vida y para enseñar y aprender. Además, movernos nos acerca a la vida y a la flexibilidad. Todo en la vida está en movimiento, aunque a simple vista no lo parezca.

Te invito a experimentar movimientos en el aula y que me cuentes los resultados que obtuviste, cómo te sentiste, cómo se sintieron tus alumnos. Lo mismo podés hacer si como adulto estás estudiando o estás bajo una situación de estrés. Si tenés que ayudar a tus niños con la tarea o debés tomar decisiones. ¡La vida es movimiento!

Te leo en los comentarios,
Gabriela