Desde mi labor como consultora procuro aportar ideas y tips para papás, ya que las consultas que recibo son frecuentes y se repiten en una y otra familia desde distintos puntos del mundo.

Muchas problemáticas se originan con un pensamiento y la falta de coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos… y también con lo que no decimos.

Aquello que callamos también vibra y es percibido por los niños; y altera su conducta y relaciones. Muchísimos son los ejemplos que puedo citar:

  • miedo al fracaso,
  • temor a alguna enfermedad incurable,
  • sentir que su hijo no es capaz,
  • conflictos entre los padres,
  • problemas económico – financieros,
  • comparación entre los hermanos – primos,
  • miedo al rechazo social,
  • entre tanto otros.

Es por ello muy recomendable que los papás lleven un registro escrito de sus pensamientos con respecto a sus hijos. Aún cuando están convencidos que no le dicen ni una palabra o lo conversan en privado en la habitación; el niño es capaz de percibirlo.

Llevar un registro diario de pensamientos ayuda a los papás a tomar conciencia sobre su conducta, a detectar aquellos pensamientos que no están en concordancia con sus actos y a modificarlos.

Tanto padres y niños, al conformar un único grupo familiar, se modifican mutuamente. Mi recomendación es que ante alguna problemática todos actúen y den el ejemplo para encontrar la solución. Si un niño tiene problemas de conducta o de aprendizaje, todos los miembros de la familia deben hacer de los ejercicios, un hábito. De esta forma el niño podrá observarlos e incorporarlos fácilmente.

A continuación les detallo algunos ejercicios y hábitos que se pueden incorporar en la familia en estos días, aprovechando las semanas de vacaciones en el colegio de los niños. Dos semanas son suficientes para comenzar a notar los cambios, si los realizan dos veces por día, durante 5 a 10 minutos. El objetivo es lograr una mejor coordinación entre los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo que repercuten positivamente en la comunicación interna; una vez que ésta logra la concordancia, mejorará la comunicación externa.

1) Comiencen tomando un vaso de agua.
2) Toquen la punta de su nariz con la mano derecha y la oreja derecha, con la mano izquierda. Intercambien luego tocar la punta de la nariz con la mano izquierda y la oreja izquierda, con la mano derecha.
3) Luego mantienen el tocar la punta de la nariz y cambian la oreja por el hombro, a continuación por el codo y finalmente la rodilla.
4) “Desenrollar” los rollitos de las orejas. Realizar un movimiento desde arriba hacia abajo en las orejas, intentando desenrollar los rollitos de las orejas. Repetirlo 3 veces con los ojos cerrados y 3 veces con los ojos abiertos. En el caso de niños pequeños, los papás pueden realizarlo por ellos.

Tengan en cuenta que si estos ejercicios no salen perfectos, no deben preocuparse ni mucho menos retar a su hijo, enojarse con él o sentirse frustrados. Es un proceso de aprendizaje y deben aceptar el estado en que cada uno se encuentre y sus posibilidades; no deben indicar que lo está haciendo mal, si no que deberán buscar nuevas estrategias para que cada vez le resulte más fácil.

Un tip puede ser atar cintas del mismo color en mano derecha y rodilla izquierda; y cintas de otro color diferente en mano izquierda y rodilla derecha. También pueden ser elementos que hagan ruido como sonajeros o campanitas. Los papás más creativos pueden inventar cuentos, hacer dibujos sobre la piel de los niños o lo que su imaginación les permita crear para facilitarle la tarea de cruzar la línea media del cuerpo.

Al comenzar a realizar estos ejercicios les recomiendo también llevar un registro de los cambios positivos que cada uno va teniendo, esos pequeños cambios, movimientos o acciones que sean diferentes o en los que noten una mejoría.

Para ayudarlos con esta tarea, les brindo un registro que podrán descargarse e imprimir.
»DESCARGAR REGISTRO PARA PADRES«

¡Hasta pronto!

Gabriela Lombardo